Saturday, December 26, 2009

2000-2009 y la muerte de la Industria Musical

A todos nos vino un repentino "end-of-decade syndrome", ya que al parecer estábamos muy ocupados y no nos dimos cuenta que este año nuevo que viene también representa el fin de los 10 primeros años del siglo.

Sin notarlo nos hallamos al final de una década, y podemos contrastar qué tan diferente somos nosotros y el mundo hoy en relación a como era el mundo el 31 de Diciembre de 1999:
  • Hace 10 años tener un discman era "cool" (algunos aún usaban walkmans, incluyéndome).
  • La palabra iPod no existía, y quién lo diría hoy, pero Apple era una compañía destinada a desaparecer, junto a sus ineficientes computadores.
  • La mayoría de nosotros vivía feliz con televisores viejitos, con monitores gigantescos, con discos duros de 3 GB y con 128 MB RAM como mucho. Aún teníamos un VHS, no usábamos email, y era raro hablar de la posibilidad de tener un celular--eso era de cuicos. El concepto de texting (SMS) simplemente no existia.
  • Tiger Woods probablemente aún era fiel. Algunos todavía respetaban a Bonvallet también. Chile no ganaba ningún partido de visita.
  • Ya ni nos acordamos, pero hace 10 años Chile casi cayó en elegir como presidente a Joaquín Lavín--estuvimos a 1% o 2% de ver tal tragedia--y 10 años después nos encontramos en una situación similar, con la única diferencia que ahora no se sabe cuál de las dos opciones es peor.
Uno de los más radicales cambios de la última década, sin embargo, ocurrió en la industria musical. No hay que tener un PhD para darse cuenta que algo feo y fuerte ha pasado en la música a nivel mundial. La calidad en general ha bajado notoriamente, y parece no haber vuelta atrás. No es casualidad que todas las bandas que yo respeto se hayan formado antes de esta década, ni que los fósiles de Red Hot Chilli Peppers siga vendiendo millones de copias con cada disco nuevo que sacan, aunque siempre sean una mera copia del disco anterior.

Hace 10 años Britney Spears y Christina Aguilera se transformaban en cash cows de multimillonarias disqueras como Universal Music Group, Sony Music, Warner y EMI. A la vez, veíamos cómo una inédita generación de bandas nacidas en los 80s y 90s nos deleitaban tremendos álbumes influenciados por el sentimiento de Fin de Siècle y el efecto Y2K que nos invadió en aquel año de los tres nueves. En esos años vimos extremos tan opuestos como el metal progresivo de Dream Theater y su álbum Metropolis 2: Scenes from a Memory, o el calmado folk-rock de Binaural, de Pearl Jam. Las cosas no andaban mal, para nada; hasta el estilo de moda en aquel entonces--el aggro metal--es añorado hoy en medio de tanta irrelevancia.

Hacer música fue quizá el negocio más suculento en esos años. Hoy, esas compañías están igual o peor que las aerolíneas gringas después de 9/11. Si, es cierto que la industria musical está agonizando. Pero están agonizando por culpa nuestra, sí, por culpa nuestra.

¿Acaso no nos gustó usar Napster, KaZaa y Audiogalaxy entre 1999 y 2002? ¿Acaso no nos enojamos cuando Metallica decidió demandar a Napster el 2000, y dijimos "Metallica se vendió al vil dinero"? Creo que a todos se nos olvidó que los músicos, querámoslo o no, necesitan mecenas, inversionistas dispuestos a pagarles. Necesitan capital, sí, capital, aquella palabra odiada por tantos y codiciada por muchos.

Ahora nos quejamos de que no hay buena música en ninguna parte. Estoy completamente de acuerdo. Pero en quejarnos sólo demostramos nuestra ignorancia al no ver de que, al piratear e impedir de que las compañías disqueras sean rentables, somos nosotros los que privamos a buenos músicos de oportunidades y recursos. Hoy en día, las companías simplemente no tienen capital para invertir en buena música, por lo tanto, sugiero que empecemos a acostumbrarnos a futuras "Lady Gagas". Las disqueras no tienen tiempo ni plata para costear experimentos, necesitan hits que tengan un alto ROI (Return On Investment) en el corto plazo. Sólamente de esa manera la industria puede sobrevivir (o por lo menos agonizar por más tiempo).

Reconozco, con una creciente vergüenza, que la mayoría de la música que tengo o que alguna vez tuve, tuve la bajé usando algún software como los mencionados anteriormente. Pues, qué impacto pudo haber tenido bajar gratis "Morning View" de Incubus por ahí por Noviembre del 2001? si sólo costaba 13 dólares o por ahí? Qué eran 13 dólares omparado a los miles de millones de dólares que Sony Music ganaba cada año?

Simplemente no consideré que millones de personas estaban haciendo lo mismo que yo al mismo tiempo. De a poco, todos quienes amamos la música pero que hemos sucumbido a bajarla de internet sin pagar hemos matado la gallina de los huevos de oro (tal como de a poco el CO2 que emitimos le sube el termostato a la atmósfera y nos empieza a cocinar--aunque algunos malintencionados persistan en que el calentamiento global es sólo política y no ciencia). Sin darnos cuenta, hemos cometidio un tremendo genocidio económico y creativo en contra de una de las manifestaciones artísticas más sublimes y arraigadas en el ser humano: la música.

Si bien esta década ha visto notables excepciones al declive que la industria musical ha tenido en términos compositivos y financieros, creo que debemos acostumbrarnos a ver la música como el pájaro Dodo, como al imperio Británico, o como a Uruguay campeón del mundo: algún día existieron y fueron grandiosas, y hoy no son más que un buen recuerdo. Espero estar equivocado al decir que la próxima década será simplemente el comienzo de la Edad Media de la industria musical, donde los esfuerzos por hacer buena música serán reducidos a indeseados "monasterios" indie.-